God is not man, that he should lie, or a son of man, that he should change his mind. Has he said, and will he not do it? Or has he spoken, and will he not fulfill it? —Numbers 23:19
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In our story, Balak, the king of Moab, is a prey to fear and says to the prophet Balaam: “…a people has come out of Egypt. They cover the face of the earth, and they are dwelling opposite me …they are too mighty for me” (Numbers 22:5-6). So he asks the prophet Balaam to curse Israel; but the prophet knows that if God has a purpose, He would not change it by the pressure of men. And it turns out that Isaac’s descendants had been blessed and chosen by God for Himself. It is then that Balaam expresses to Balak the words of our text. And the truth that Balak had to accept is that our God is unchangeable.
God’s immutability is consistent with His other perfections. Because God is eternal and exists outside the limitations of time, He is unchangeable. Because God is perfect, He is unchangeable. Because God is omniscient, He is unchangeable. And because God is unchangeable, He is faithful to His promises. Neither men, nor the most tormenting calamities, can bend the line that God has drawn in history. God loved Israel and therefore protected them from the Egyptians (Deuteronomy 7:8), and even their afflictions were predetermined by him to fulfill his good purposes (Genesis 15:13, 50:20). Balak had to humbly accept God’s purposes.
But there is one thing we can overlook; and that is, if Balak had known the word of God, his fear would have vanished, because God had commanded (or would command) Israel not to trouble Moab because He would not give them the land of the Moabites (Deuteronomy 2:9). The unchanging God would not destroy Israel at the whim of Balak, but neither would He destroy Moab because He had decided to preserve them in peace for many centuries.
And, beloved brother, these things were written for us (Romans 15:4). Today more than yesterday we must bring God’s promises into our hearts, for if He has said it, He will do it, and if He has spoken it, He will fulfill it. It is wisest, as you watch and pray (Mark 14:38), as you pass through the dark valley of Covid-19. For He has given you “precious and wonderful promises” so that your heart will be at peace in recognizing that His purpose will be fulfilled in you and through you (2 Peter 1:4, Psalm 138:8).
That is why at Truth78 we have encouraged memorizing the Fighter Verses. During affliction, it is not easy to learn new theological concepts; instead, Jesus promised that the Holy Spirit would bring to our hearts all the arsenal God provided (John 14:26) to persevere in doing good in the midst of trials. Oh, and one of His promises assures us that Covid-19 is not the end (Luke 17:26-27), because such days will not be like these days. God offers His children—in the year 2020—the extraordinary opportunity to shine their brightest light; may Christ shine before the eyes of the world through you in an unusual way.
For Reflection
Have you been memorizing God’s promises for this day?
What has God offered His people in the midst of trials?
What is God doing in the lives of His children through their afflictions?
Can you recognize that Barak’s ignorance increased his fear?
¡Que Tu Alma Descanse en Sus Promesas!
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?” —Número 23:19
En nuestra historia, Balac, el rey de Moab, es presa del temor y dice al profeta Balac: “…un pueblo salió de Egipto y he aquí, cubren la faz de la tierra y habitan frente a mí. …es demasiado poderoso para mí” (Números 22:5-6). Así que pide al profeta Balaam que maldiga a Israel; pero el profeta sabe que si Dios tiene un propósito, no lo cambiaría por la presión de los hombres. Y resulta que los descendientes de Isaac habían sido bendecidos y escogidos por Dios para Sí. Es entonces cuando Balaam le expresa a Balac las palabras de nuestro texto. Y la verdad que Balac tenía que aceptar es que nuestro Dios es inmutable.
La inmutabilidad de Dios es consistente con sus otras perfecciones. Porque Dios es eterno y existe fuera de las limitaciones del tiempo, es inmutable. Porque Dios es perfecto, es inmutable. Porque Dios es omnisciente, es inmutable. Y porque Dios es inmutable, es fiel a Sus promesas. Ni los hombres, ni las más tormentosas calamidades, pueden torcer la línea que Dios ha trazado en la historia. Dios amó a Israel y por esto los protegió de los egipcios (Deuteronomio 7:8), y aún sus aflicciones fueron predeterminadas por Él para cumplir sus buenos propósitos (Génesis 15:13, 50:20). Balac tenía que aceptar humildemente los designios de Dios.
Pero hay algo que podemos obviar; y es que si Balac hubiera conocido la palabra de Dios, su temor se hubiese desvanecido, porque Dios había ordenado (u ordenaría) a Israel que no molestara a Moab porque Él no les daría la tierra de los Moabitas (Deuteronomio 2:9). El Dios inmutable no destruiría a israel por capricho de Balac, pero tampoco destruiría a Moab porque había decidido preservarlos en paz por muchos siglos.
Y, amado hermano, estas cosas fueron escritas para nosotros (Romanos 15:4). Hoy más que ayer debemos traer las promesas de Dios a nuestros corazones, porque si Él lo ha dicho, lo hará, y si lo ha hablado, lo cumplirá. Es lo más sabio, mientras velas y oras (Marcos 14:38), al pasar por el valle sombrío del Covid-19. Porque Él te ha dado “preciosas y maravillosas promesas” para que tu corazón esté en paz reconociendo que Su propósito será cumplido en ti y a través de ti (2 Pedro 1:4, Salmo 138:8).
Es por eso que en Truth78 hemos insistido en memorizar los Versos Espada. Durante la aflicción, no es fácil aprender nuevos conceptos teológicos; en cambio, Jesús prometió que el Espiritu Santo traería a nuestros corazones todo el arsenal que Dios nos proveyó (Juan 14:26) para perseverar haciendo el bien en medio de las pruebas. Ah, y una de Sus promesas nos asegura que el Covid-19 no es el fin (Lucas 17:26-27), porque tales días no se parecerán a estos días. Dios ofrece a sus hijos—en el año 2020—la extraordinaria oportunidad de brillar con su luz más brillante; que Cristo resplandezca ante los ojos del mundo a través de ti de una manera inusual.
Preguntas
¿Has estado memorizando las promesas de Dios para este día?
¿Qué ha ofrecido Dios a los suyos en medio de las pruebas?
¿Qué hace Dios en la vida de sus hijos por medio de las aflicciones?
¿Puedes reconocer que la ignorancia de Barac aumentó su temor?