The LORD is your keeper; the LORD is your shade on your right hand. 6 The sun shall not strike you by day, nor the moon by night. —Psalm 121:5-6.
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There is nothing that soothes a child’s heart more than knowing that his mother is by his side. I remember that as a child, some nights I would wake up to the sound of thunder as a storm started, and I would usually run into my parents’ room and crawl under the covers next to them and hold my mother’s hand. And something that might be strange is that many times the terror would quickly turn into a rather pleasant sensation.
Feeling helpless is a real tragedy. In fact, loneliness in a general sense is not good; God said “it is not good for the man to be alone” referring to Adam, a man who was perfect. That is why it is so comforting that God Himself is shown to us in this psalm as someone who is very close. It does not express that need to call on Him in some need, but that He is already here with me.
Let us remember that this psalm speaks of a God who is our keeper. As the shepherd keeps his sheep, so the LORD keeps His own. He is presented here as one who would never sleep, who would always be vigilant.
But what is the relevance of the words “The Lord is your shade on your right hand”? Why is He compared as that which protects my body so that the sun and the moon are not relentless with me?
In the Scriptures, the sun is sometimes portrayed as one that can afflict (Isaiah 49:10), or one that can make one faint as in the case of Jonah (John 4:8), and even lead one to die as could happen to the son of the Shunammite woman. So we must consider this shadow as one that protects us. The aspect to highlight here is that God is not only our protector, the one who defends us, but He is at our side, very close to us.
Let us learn to enjoy a God who is at our side. The psalmist tells us that He is close to those who seek Him (Psalm 139:7-10). To walk in God’s presence, knowing that God is close will be a great encouragement in times of corruption and immorality like the ones we are living in. The nearness of God should be a powerful stimulus to prayer. It is not the same to pray to a God who is far away as it is to speak confidently to one who is at our side.
If our God is as close to us as our shadow is to our right hand, we can say, like the Psalmist elsewhere, “When I am afraid, I put my trust in you.”
For Reflection
What does it do in your heart to know that God is close?
How can this enter into your prayer life?
How can it be a powerful stimulus to prevent you from sinning?
Disfrutando a un Dios Cercano
Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. —Salmos 121:5-6
No hay nada que tranquilice más el corazón de un niño que saber que su madre está a su lado. Recuerdo que cuando era niño, algunas noches me despertaba cuando escuchaba los fuertes truenos al iniciar una tormenta, y, por lo regular, iba corriendo a la habitación de mis padres y me metía debajo de las sábanas al lado de ellos y tomaba la mano de mi mamá. Y algo que puede resultar extraño es que muchas veces el terror se tornaba rápidamente en una sensación más bien placentera.
El sentirse desamparado es una verdadera tragedia. De hecho, la soledad en sentido general no es buena; de hecho, Dios dijo “no es bueno que el hombre esté solo” refiriéndose a un hombre que era perfecto. Por eso es tan reconfortante que el mismo Dios se nos muestre en este salmo como uno que está muy cerca. No significa que lo puedo llamar en alguna necesidad, sino que está aquí conmigo.
Recordemos que este salmo habla de un Dios que es nuestro guardador. Como el pastor guarda a sus ovejas, así Jehová guarda a los suyos. Él es presentado aquí como uno que nunca se dormiría, que siempre estaría vigilante.
Pero, ¿qué relevancia tienen las palabras “Jehová es tu sombra a tu mano derecha”? ¿Por qué Él es comparado como aquello que protege mi cuerpo para que el sol y la luna no sean implacables conmigo?
En las Escrituras, en ocasiones, el sol es presentado como uno que puede afligir (Isaías 49:10); o uno que puede hacer desfallecer como en el caso de Jonás (Jonas 4:8), y hasta llevar a alguien a morir como pudo ocurrir con el hijo de la mujer sunamita ( 2 Reyes 4:19-20). Por lo que debemos considerar esta sombra como una que nos protege. Pero el aspecto a destacar aquí es que, Dios no sólo es nuestro protector, el que nos defiende, sino que está a nuestro lado, muy cerca de nosotros.
Aprendamos a disfrutar de un Dios que está a nuestro lado. El salmisna nos dice que Él está cerca de los que le buscan (Salmo 139:7-10). Andar en la presencia de Dios, sabiendo que Dios está cerca será un gran aliento en tiempos de corrupción e inmoralidad como los que vivimos. La cercanía de Dios debe ser un poderoso estímulo para la oración. No es lo mismo orar a un Dios que está lejos que hablar con confianza a uno que está a nuestro lado.
Si nuestro Dios está tan cerca de nosotros como nuestra sombra a la mano derecha, podremos decir como el salmista en otro lugar: “en el día que temo, en ti confío”.
Preguntas
¿Qué produce en tu corazón el saber que Dios está cerca?
¿Cómo puede insidir esto en tu vida de oración?
¿Cómo puede ser un poderoso estímulo para impedirte pecar?